Los trastornos alimenticios y los problemas de comida son enfermedades comunes que se encuentran principalmente en hombres y mujeres jóvenes. Los trastornos alimenticios pueden afectar a cualquiera, y sin el tratamiento adecuado, la víctima por lo general no puede curarse por sí misma. Los trastornos alimenticios pueden variar desde la anorexia, la bulimia, la gula, la dieta extrema, las comidas incompletas, las obsesiones con la comida y muchas otras formas de problemas alimenticios. Las víctimas suelen tener una causa subyacente que crea el trastorno alimentario. Tratan de buscar el control y la estabilidad sobre una cosa que pueden controlar que es su comida y hábitos alimenticios. Los trastornos alimentarios, así como los problemas de comida pueden ser extremadamente perjudiciales para la salud de una persona. Los aspectos del comportamiento que se crean y aprenden durante la vida de un trastorno alimentario son altamente adictivos y difíciles de eliminar sin orientación profesional.
Las personas que sufren de trastornos de la alimentación por lo general muestran síntomas específicos. El más obvio de los síntomas sería la pérdida de peso, que implica la pérdida de una gran cantidad de peso en un corto período de tiempo. Otros síntomas incluyen insomnio, eliminación total de grupos de alimentos específicos de la dieta de una persona, cambios de humor, disminución de los niveles de energía y pensamientos u obsesiones constantes sobre los alimentos, así como la evasión de alimentos.
Las personas que sufren de un trastorno alimentario por lo general se ocupan de otros factores también. Los trastornos alimenticios provienen de una baja autoestima, mala imagen corporal, trauma, ansiedad, problemas familiares y mala salud mental.
Las relaciones insalubres con los alimentos se crean porque el individuo está luchando con una cuestión subyacente. Su punto de vista de su auto-imagen se convierte en sesgada, ya que tratan de hacer frente a situaciones difíciles mediante el control de su ingesta de alimentos. Estos tipos de situaciones son difíciles de superar por sí solas, y la orientación profesional es necesaria para ayudar a la persona a sanar adecuadamente.
Los trastornos alimenticios requieren tiempo y esfuerzo para superarse. La orientación profesional de un consejero o psicoterapeuta es necesaria para enseñar a la víctima a identificar las causas subyacentes, así como aprender mecanismos adecuados de afrontamiento. El tratamiento repetitivo es necesario para que las personas rompan con su ciclo de conducta torcido y peligroso a establecer una relación nueva y sana con los alimentos. Muchos tratamientos toman por lo menos algunos meses, los casos severos toman algunos años para superarse. Algunas víctimas pueden ser recluidas en un centro de tratamiento residencial donde viven en ese sitio mientras continúan buscando ayuda para su desorden. Otras formas de tratamiento como la terapia equina, la terapia del arte y el yoga, la meditación y los programas de autoayuda pueden incorporarse al programa para ayudar al individuo con sus necesidades y problemas específicos.
Las causas sociales, la genética, los problemas psicológicos, los traumatismos o las relaciones familiares problemáticas contribuyen al surgimiento de un trastorno alimentario. La consejería y asistencia profesional puede ayudar a identificar las causas y ayudará a la persona a través del proceso de recuperación. Un consejero puede ayudar a manejar y eventualmente eliminar los síntomas y comportamientos de un trastorno alimentario que pone a la víctima en el camino hacia la recuperación con menos posibilidades de recaída. No hay una cura rápida o sencilla para los trastornos de la alimentación, pero los terapeutas profesionales pueden ayudar a la víctima a establecer una mentalidad saludable y la relación con no sólo la comida, sino también a sí mismos.
